Alejandro Bresler es sólo un empleado del templo del conocimiento. Si tiene quejas, presente una nota por triplicado en la central y espere lo que haiga que esperar.

jueves, 23 de diciembre de 2010

Como locos, mirá

Desde mi ventana mi siempre ventana
se ven dos vidrios rotos
un edificio horrible con hermosos balcones un teatro
otro bar tres esquinas mi reflejo
Se ve pasar el mundo que es el mismo que es otro
yo soy otro y soy el de ayer
cuando no vi los vidrios rotos
la gente pasa que es lo que mejor hace
el edificio está que es lo que mejor hace
yo escribo vaya a saber por qué

Pensaba un poco en el sentido de ser como si se pudiera
y no encontraba muchas oraciones eficaces
remitían todas inevitablemente a mi ventana
a mí
que sólo soy sustancia cuando miro
no ahora que cierro los ojos un ratito
y soy un poco el piano que suena en la radio
la tacita de café que se apoya en la bandeja
el murmullo general del bar

Estoy resbalando desviándome

También hay plantas en mi ventana
y una de ellas me complica en sus planes
de ella quiero hablar
quiere salir de la maceta
en la que se aburren unos cuantos bichos y otras plantas
que son básicamente burguesas
y no se molestan por pertenecer al género

De vez en cuando mi plantita es golpeada por los transeúntes
que ejercitan con indiferencia ciertas dotes policíacas
pero ella insiste en su crecimiento migratorio

uno de los vidrios rotos
soborna a mi planta controla que no se arrebate
se perforó un canal para regar de lluvia a la peregrina
el otro vidrio es más independiente
o más liberal
su intención es ser un bello vidrio roto
y ver los balcones de enfrente

es que el edificio es más bien fanfarrón ostentoso
pero cae simpático aceptando cierta vegetalidad
que le queda mejor de lo que debiera
sospecho a veces que a él se debe cierta ansiedad de mi revolucionaria
el edificio está cubierto de amigos y familiares

Un detalle curioso y penoso es que han esposado a mi planta
fue un hombre de eso no puedo dudar
la han obligado a tutelar a otra plantita conformista
que es como la mía pero más chiquita
que empezó a crecer peregrinescamente
pero en un punto reflexionó y volvió
entonces
alguien amarró ambos destinos
querían asegurarse de que mi plantita aprendiera una lección
pero mi amiga levantisca no tiene nada que aprender
no es sobornable

Hace unas horas
un gordo puso un espejo frente a mi Norma Rae vegetal
lo contenta que estaba
duró muy poco apenas lo que tarda en estacionar un flete
pero mi plantita se movió arriba abajo a un lado al otro
notó lo avanzada que estaba su emancipación
yo me vi por primera vez
sentado detrás de ella vi mi café mi mesa
hacemos un buen dúo mi plantita y yo

Ella respeta mi espíritu de aventurero inmóvil
presumo que hasta le agrada
porque es como yo
se figura inmóvil pero se sabe se desea trotamundos
sólo su raíz permanece
es invencible por eso
no tiene más que su verdor su bamboleo tenue
a veces baila la música que escuchamos
y yo tengo esta ropa este cuaderno sangre
estos ojos que me dan la caricia de las hojas de mi plantita
y esta sonrisa que la festeja.

miércoles, 22 de diciembre de 2010

La cosa va por acá

Intento consumar una desgracia
y no me sale
No nací trágicamente
y es probable que me muera de viejo
Siempre pensé merecer
un suicidio
al menos un asesinato
en el peor de los casos ser atropellado
pero no
lo mío es la fanfarronería
y el promedio.

miércoles, 15 de diciembre de 2010

Otro Poema


La noche
le teje tantas llagas a la pena
tantos tajos le abre a la boca descuidada
que hoy
hoy que es noche y que una muerte se acomoda en la sala
veo desde mi atalaya de eterno agonizante
cómo se envuelve mi dolor sin tregua
cómo se aprieta
y le quiebra los huesos a la única sonrisa que me queda

Busco desde la cruz los ojos negros
y desde el ataúd el pelo claro
de la doble hembra en celo que me abandona
la doble mujer morena
la doble niña dormida

Corazoncito triste qué poca suerte
haber nacido dulce para la muerte

Y en una esquina
la misma que cabe en humo y en lágrimas guardadas
la sombra se parece a mí
ya derrotado
ya humillado por el doble filo de una melancolía enquistada en los dedos
y dado al recuerdo enano que llena de distancia los besos
el recuerdo que punza que envenena
el único posible

Corazoncito viejo qué cosa triste
haber quedado ciego cuando naciste.

jueves, 9 de diciembre de 2010

Un poema

Hay poco espacio en una huella para escribir dos noches
si fueran tres, al menos;
pero hay que dejar hoy mismo dicho lo que falta,
tal vez
porque mañana, cuando te despiertes, ya no haya mucho que decir.

Es así:
falta que vuelvas para que te vea irte.
Esta noche y la de ayer te fuiste demasiado en silencio
y yo, que estoy atento a mis descuidos, miro el piso marcado por lo que había,
que eras vos, caminando, tan linda.
Pero no te vi.
La espalda ahora ya te queda demasiado justa,
pero cuando te ibas, cuando sobre esa huella estabas vos,
el pelo te caía exactamente en el lugar preciso
y era mejor.
Era tu espalda de siempre, quiero decir, la que me gusta.

Un pie, y encima del pie vos.
Yéndote.

Ahora te veo dormir y me apena que sean casi las dos.
Vos ni siquiera sabés que en los hombros te caben tres besos,
porque la piel se te abrasa con nada
y los ojos, cerrados, se te llenan de esas promesas que nunca visito.

Mañana probablemente pase otra vez;
pero nunca habrá un irte más hermoso que este de hoy, que no vi.
Y eso es imperdonable.