Alejandro Bresler es sólo un empleado del templo del conocimiento. Si tiene quejas, presente una nota por triplicado en la central y espere lo que haiga que esperar.

miércoles, 30 de junio de 2010

Al público en general - Octavos de final

Estimados;

Se estrechan los márgenes. Los modernos gladiadores, atletas, artistas del balompié, comienzan a exponer sus argumentos más sólidos. Perder significa quedarse afuera, ser un perdedor, un inútil, una basura social, la peor lacra humana. Por eso, nadie quiere perder. Sí: llegó la fase eliminatoria, el todo o nada, el matar o morir, la gloria o el escarnio. Al fin. La paz mundial me tenía los huevos al plato. Nada de paz mundial. O, en todo caso, que vuelva el 12 de julio, fecha de reconciliaciones y retorno del amor y la bondad (para los que sobrevivan a los pelotones de fusilamiento que cada país, convenientemente, preparará para los eliminados). Y ahí sí, el amor y no la guerra. Pero ahora, la guerra. Vamos todavía.

Antes, una breve mención a las dos (intrascendentes) encuestas que pasaron.

a) Marcello Lippi emigrará a algún país petrolero. Como castigo por su traición a la patria italiana se lo castigará con fortuna, sexo desenfrenado y bacanales interminables, pero lejos de su amado país, al que sólo podrá regresar cuantas veces se le dé la regalada gana. Nuestras condolencias para con ese perdedor.

b) Las razones por las cuales fue eliminado el combinado italiano fueron, curiosamente, la grandeza de Marcelo Bielsa. No nos esperábamos esto. De todos modos, queda como cuenta pendiente para la Federación Italiana revisar, en el futuro, la vestimenta de sus jugadores. Es fútbol, amigos, no natación: medias caídas, remera holgada, aspecto desalineado, mal olor. Respecto del juego, desde aquí nuestra solidaridad con la impronta revolucionaria, que ha producido un nuevo representante, Paraguay, del cual nos ocuparemos más abajo. Festejamos este acontecimiento.

Ya están las nuevas encuestas, creo que más profundas e interesantes.

A lo nuestro:

- Uruguay - Corea: Viva el fútbol. Confirmando todos los pronósticos, charrúas y coreanos regalaron un exquisito despliegue de driblings, pases certeros, centros milimétricos y juego colectivo de relojería. En un cotejo de ida y vuelta, se impuso la fineza futbolística uruguaya por sobre la mecánica colectiva exacta y deliciosa del seleccionado asiático. Sólo algunos detalles opacaron el brillo del partido. En primer lugar, que los dos jugaron de la manera más horripilante que un ser humano es capaz de soportar, indiferentes al grito de un grupo de espectadores que clamaba por un cáncer de ojo o una úlcera perforada que excusara de seguir mirando. Por otra parte, si hay a esta altura del torneo alguna expectativa en torno a la posibilidad de observar húmeros destrozados, dientes extraviados y cirugías de intestino a cielo abierto, gran parte de ellas está depositada en los jugadores uruguayos, que hasta aquí han decepcionado (esperamos con ansias el partido Uruguay - Ghana). Finalmente, otra vez el llanto oriental ha producido estragos, tal vez no tan graves como los que siguieron a la eliminación de japón (de la que ya hablaremos), pero que nos obligan a insistir con que la FIFA deberá tomar medidas para que en los próximos torneos al menos un equipo amarillo obtenga el campeonato. Calificación del partido: seis.

- Ghana - Estados Unidos: Viva el fútbol, pero mueran los futbolistas (al menos, estos). Si algo sostenía el interés en las acciones, era la ansiosa espera de que Donovan sacara en algún momento su guitarra e interpretara "Catch the Wind", o "Remembrer the Alamo". En cuanto se corroboró que este Donovan no era el cantante, sino un homónimo, la frustración se apoderó de la concurrencia (dicen, de todos modos, algunos maledicentes, que el juego desplegado por este caballero es una muestra irrefutable de que se trata, efectivamente, del cantante). Se pueden rescatar del encuentro, no obstante, dos cosas: 1) Ghana es uno de los ocho mejores equipos del mundo; 2) Estados Unidos es uno de los dieciséis mejores equipos del mundo. Todo un logro, habida cuenta de lo cuasi delictivo que aparenta ser el juego de ambos equipos. Calificación del encuentro: nueve.

- Alemania - Inglaterra: Bochorno. Se hablará mucho de este partido, no sólo por las enormes expectativas generadas y por el juego desplegado, sino también por la incomprensible decisión de un juez de línea que con su inoperancia (que, esperamos, sea motivo suficiente para suspenderlo de por vida y, por qué no, encarcelarlo y, por qué no, asesinarlo) cambió el resultado del encuentro o al menos influyó decisivamente en él (me quedé con las ganas de decir que por ahí se puede asesinar al árbitro, también; y al otro juez de línea y a todos los que de alguna manera puedan estar relacionados con un asunto tan grave). El offside marcado a Klose cerca del final del encuentro (que hubiera colocado cifras terminantes al partido) fue una vergüenza. Tratemos, de todos modos, de abstenernos de este detalle para analizar algunos aspectos positivos, como lo fue la entereza inglesa (allá es otra cosa) ante la adversidad, que llegó al paroxismo cuando, estando 2 a 1 abajo, convirtió un gol y lo declinó como retribución para saldar una ofensa de cuarenta y cuatro años de antigüedad. Dicen algunos que el partido entero fue una retribución, ya que los defensores ingleses se gritaban entre ellos, desesperados, instándose a no detener a los jugadores alemanes que, con todo éxito, hacían un gol atrás de otro (aceptando la retribución ofrecida). No deberán confiarse los alemanes; en su próximo encuentro, la cita es con Demichelis. Calificación del partido: dos (por culpa del árbitro y sus asistentes, desde ya).

- Argentina - México: Pasó lo siguiente. Resulta que a eso de las tres del domingo descubrí con horror que en mi casa no había velas. No era que se hubiera cortado la luz; pero soy un hombre previsor y la falta me estremeció el ánimo. Salí de mi casa rumbo al supermercado (dicho sea de paso: cerca de mi casa hay un supermercado atendido por una familia de coreanos, que se mostraron amables y sonrientes; fue un shock, en tanto yo suponía que todos los coreanos realmente existentes habían optado por el harakiri el día anterior. La afabilidad de estos sujetos debe dejarnos una enseñanza: hay que sobreponerse a las grades tragedias y seguir adelante, porque la vida siempre da otra oportunidad) y noté asombrado que las calles estaban desiertas. Pensé, entonces, que ese regalo del destino era una oportunidad para conducir mi automóvil por zonas inexploradas de la ciudad. Compré las velas, me subí a mi auto y me dediqué a pasear, cada vez más asombrado por la paulatina pero inexorable desaparición de todo rastro humano de las calles porteñas. Hubiera sido un hermoso momento, de no haber mediado una decisión errónea: prender la radio. Decubrí, con horror, que acababa de terminar el partido del seleccionado argentino, que se había jugado minutos antes. Me invadió la indignación, en tanto un acontecimiento de tal magnitud debería haberse publicitado al menos un poco, como para no generar incautos como yo, ignorantes del evento por causa de la escasa promoción. Más allá del percance, supe que la selección había ganado 3 a 1 y supuse, creo que bien, que había dado otra lección de posesión y vértigo aplastante, además de Demichelis. Califiación del partido: no sé, no lo vi. Vamos Argentina.

- Hoanda - Eslovaquia: Viva el fútbolen. Calificación del partido: siete.

- Chile - Brasil: Vi vi vi va va va el fútbol. El choque esperado. La potencia y la cenicienta. El toque punzante y experimentado contra la esperanza del novato. El poderío chileno contra la inexperiencia brasileña. Sucedió lo lógico: el fútbol total aplastó a la ingenuidad "verde amarela". Chile sigue, como no podía ser de otro modo, su inexorable camino a la consagración definitiva de la mano de la magia de Sánchez, la precisión de Valdivia, la puntada letal de Suazo y, desde ya, la conducción de la nueva deidad del fútbol: Marcelo Bielsa. ¡Vamos Chile! ¡Aguante Bielsa! (me apuntan acá que no fue tan así y que en realidad ganó Brasil 3 a 0; voy a comprobarlo, aunque me parezca un absurdo y no cambie, en lo central, el análisis del encuentro). Calificación del partido: diez.

- España - Portugal: ¡Olé! Importante recuperación de España, tras haber sufrido el vendaval chileno en la fecha anterior. Había mucha expectativa en torno a la capacidad de los jugadores españoles para sobreponerse a la humillación sufrida en el último partido de la fase de grupos. Afortunadamente para todos nosotros (hispanohablantes deudores de la tradición ibérica), los queridos "gallegos" (yo les digo así, cariñosamente) mostraron una entereza a toda prueba y salieron, desde el primer minuto, a hacer esa misma bazofia de siempre. Enfrente, por suerte, estaban los portugueses, que no sólo saben más que nadie (excepto Italia) sobre este tema de producir la nada sino que además cuentan con el más consagrado de los no-jugadores del planeta: Cristiano Ronaldo. Es fundamental detenerse en esto último, en tanto muestra hasta qué punto los tiempos actuales son tiempos de deconstrucción: así como Italia deconstruye el juego, Cristiano Ronaldo deconstruye el concepto de "jugador". Se supone (o se suponía) que un jugador es un partícipe del juego. La definición es obvia y parece de sentido común; no obstante, la aparición de este nuevo astro metafísico nos permite reconsiderarla, para incluir en ella una nuena existencia posible (lo cual revoluciona la ontología misma del fútbol): el jugador no-partícipe. Portugal podría haber simplificado su esquema, colocando en la cancha a diez deportistas. Afortunadamente, decidió la inclusión (es un modo de decir; cuesta nombrar lo nuevo) de un elemento que provoca el pase o el centro, pero sin sentido. Sin ese elemento en la cancha, el centro simplemente no existe y el pase simplemente no se hace; la inclusión (nuevamente, perdón) de Cristiano Ronaldo habilita la acción, pero esta se anula a sí misma, en tanto es una acción sin objeto. Brillante. Calificación del partido: cuatro.

- Paraguay - Japón: Dejé para el final este partido porque es, probablemente, el punto máximo en la serie de grandes innovaciones conceptuales que se produjeron en el torneo. Al no-fútbol italiano y el no-jugador portugués, se ha venido a sumar el fútbol-abstracción de Paraguay y Japón. Esta magnífica invención consiste en una elaboración precisa de todas las alternativas posibles del juego, fuera del campo de juego. El partido, en sí mismo, se ha jugado ya antes de existir como tal y, por ende, produce 120 minutos humanos simplemente sobrantes, reinventando de este modo no sólo el concepto del fútbol sino el concepto del tiempo mismo. Sí señores: Paraguay y japón lograron que 120 minutos de la humanidad simplemente no existieran. Ha trascendido que la idea fue de los entrenadores. Inicialmente, se concibió la posibilidad de extraer a los arqueros, lo cual dio paso a la postulación de la posibilidad de extraer los arcos mismos. De allí a concebir la extracción del partido en su totalidad había sólo un paso, que se dio. La FIFA, renuente a los cambios drásticos, se negó a la petición de las federaciones nipona y paraguaya de establecer un marcador 0-0 (5-3), favorable a los paraguayos, sin necesidad de jugar el partido. Ocurrió lo inevitable: 0-0 (5-3). La negativa de la FIFA tiene varios puntos cuestionables, de los cuales profundizaremos dos. El primero es la cerrazón ante lo revolucionario. Ya lo hemos marcado en otros momentos y no vale la pena insistir. El segundo es el más grave y lo mencionaremos a pesar de que también hemos hecho referencia a él: si es de insensibles someter a un espectador a una derrota por goleada de un equipo oriental, es decididamente sádico e inhumano obligarlo a observar cómo un asiático es eliminado por penales. La lástima que produce aumenta la tasa de suicidios. En este caso, la FIFA tenía sólo dos alternativas: o accedía al pedido de no disputar el innecesario encuentro, o decretaba para los paraguayos la prohibición de derrotar a los japoneses. Erró en todo. Calificación del partido jugado: cero. Calificación del partido conceptual: diez.

De más está decir que ya no se podrá dudar de que los ocho equipos que quedan son, como todos (jugadores, periodistas y simpatizantes) dicen, "los ocho mejores del mundo". Paraguay, Uruguay y Ghana han ganado ese sitial de honor al haber desplazado del torneo a potencias futbolísticas como Japón, Corea y Estados Unidos. Bien por todos ellos. Alguno pensará: pero Argentina, ¿merece tanta consideración, habida cuenta de que su llegada a esta instancia se debió a enfrentamientos con seleccionados decididamente débiles como Grecia, Nigeria, Corea y México? En este caso es diferente. Algunos combinados arrastran ciertos méritos menores recientes (campeonatos del mundo, copas continentales, producción interminable de astros en grandes ligas) que los hacen acreedores a ser considerados a una altura no tan inferior a la de los tres países que ya hemos mencionado, cuya excelencia se debe exclusiva y merecidamente a su desempeño en este mundial contra equipos de un poderío inigualable. Bien por todos.

Saludos

viernes, 25 de junio de 2010

Al público en general - Viva el mundial; ¡Forza Italia!

Estimados;

Resultados de las encuestas pasadas:

a) Apodo del próximo ídolo brasileño: Eloyo. Su compañero de juego sera Boris Klumbergfield. Y una línea de tres atrás con Pipú, Pepeteque y Kulí. Yo agregaría un mediocampo con Tutú, Mememe y vulvinho y un par de inhos más para completar. Que se saquen la careta de una vez y sinceren que nos toman a todos para la joda.

b) La masa considera que la ausencia de faltas violentas, fracturas de tibias y húmeros y codazos arteros destinados a la conmoción cerebral del adversario, que tanto colorido le dan al fútbol, no abundan en este mundial porque el fútbol se amariconó. No comparto. Creo más bien que los esfuerzos del primer mundo por llevar la democracia a las regiones más lejanas del globo ha dado sus frutos y ya nadie puede ser ajeno al viento de paz mundial que recorre el planeta. Me parece alarmante que los jóvenes (ustedes, que votaron) confundan la bondad y el deseo de fraternidad universal con una mariconada. Así anda todo.

Vayamos ahora a las consideraciones sobre los partidos que no han entrado aun en la consideración de este blog. Sintetizaré mucho algunos de ellos y omitiré varios, en función de la gran cantidad de partidos a analizar. Sepan disculpar las molestias ocasionadas, pero más allá de mis deseos de ofrecerles mis sesudas reflexiones quiero ahorrarles el tedio y no ser un obstáculo en su búsqueda de horizontes más amplios que la lectura de un artículo dedicado al fútbol. Los quiero mucho.

- México - Uruguay y Francia - Sudáfrica: Aquí sólo restaba saber si México le iba a ganar a Uruguay o viceversa. Francia ya había mostrado su elevado sentido de la cortesía y Sudáfrica había hecho lo propio, como anfitrión que le dice a sus invitados "siéntanse como en su casa" (pero dejando la casa, lo cual maximizaba el gesto altruista). Finalmente, pasó lo que tenía que pasar: ganó alguno de los dos, en un partido horripilante.

- Argentina - Grecia: Las Moiras siguen tejiendo misteriosamente sus hilos. Indignación. Aunque parezca increíble, a la misma hora en que jugaba el seleccionado nacional, en la televisión pasaron Corea del Sur - Nigeria (partido que no comentaré, en tanto no ofrece diferencias respecto de lo que dije oportunamente sobre Japón - Camerún en un post anterior). Indignado, miré ese terrorífico espectáculo de indiferenciaciones absolutas hasta que terminó, para descubrir recién al final que en otros canales sí habían transmitido el de Argentina, ¡sin que en ningún momento el relator de Nigeria - Corea dijera algo como "deje de mirar este partido que en el 7 pasan el de Argentina"! ¡Vergonzoso y destituyente! De todos modos, me enteré del resultado y vi los goles. Demichelis, sumado, esta vez, a una afortunada (para Argentina) mala decisión del técnico griego permitieron el triunfo argentino. Demichelis, claro está, por su gol, que lo afianza como el gran estandarte del fútbol local. En cuanto al técnico de Grecia, se equivocó en asignar a Sokratis la marca personal de Messi; fuentes bien informadas me apuntan que lo persiguió todo el partido diciéndole cosas como "¿Pero qué es la gambeta, a fin de cuentas? ¿Y qué es el gol, sino una mera apariencia errónea del verdadero Bien?". Messi, al parecer poco afecto al pensamiento filosófico, sólo lo eludía, indiferente a las observaciones de Sokratis, que le explicaba que la empiria no refutaría sus enunciados; "tu gambeta actual -decía Sokratis - de ningún modo te servirá para demostrar la falsedad de mis palabras y mantendrá tu creencia ilusoria en la verdad del mundo sensible". Esto último Messi no lo escuchó porque ya estaba festejando el gol de Palermo. Vamos Argentina.

- Eslovenia - Inglaterra y EEUU - Argelia. Triunfaron el bien y la democracia. Y la paz mundial. Vamos todavía.

- Ghana - Alemania: Cuentan los que saben (pero Alá es más grande), que durante los días previos al partido la Federación Ghanesa (o Ghanana) de Fútbol impartió un seminario intentando instruir a los jugadores de su selección acerca de las características físicas del instrumento de juego denominado "arco". El objetivo, claro está, era que los seminaristas pudieran reconocerlo al entrar en el campo de juego, a fin de introducir en él la pelota. Lo que olvidaron fue esto último, es decir, explicarles que la pelota debía ingresar en el arco. Los ghaneses (o ghananos), viendo que allí había un señor, simplificaban su labor tirándola donde ese caballero no pudiera alcanzarla; o sea, fuera del arco. Todo un toque de atención para la nueva escuela pedagógica ghanesa (o ghanana), hoy muy en boga.

- GRUPO E: No se puede decir demasiado de un grupo que consagra a Japón como uno de los 16 mejores equipos del mundo, excepto esto: ¡Jajajajajajajaja!

- ITALIA: Aclaro que no me ocuparé de Paraguay, digno representante de latinoamércia (desde aquí, un fraterno abrazo latinoamericanista para la hermana república del Paraguay), ni de Nueva Zelanda y Eslovaquia (nuevos referentes de la excelencia futbolística mundial y, por qué no, Vialactal). Me importa remarcar tan sólo que en este grupo se ha cometido la más grave, insultante y dolorosa injusticia de la historia del deporte. Desde hace ya muchos años, el querido pueblo italiano viene bregando incesantemente por la instauración de un nuevo deporte que se juega con una pelota, once jugadores, dos arcos, la prohibición del uso de las manos para manejar el balón, pero que no es fútbol. Es algo que parece fútbol, no lo negaré; y hasta lo llaman fútbol muchos desprevenidos. Pero es de otro orden. Y si bien a casi todo el mundo este extraño despliegue le resulta una aberración estética, una malformación del gusto, una experiencia mas dolorosa que un transplante de córnea sin anestesia, a los italianos les sirvió para ser cuatro veces campeones mundiales ¡de fútbol! Lo que quiero remarcar es que con Italia se va del mundial la posibilidad de una revolución absoluta, de una innovación total. Muchos dirán: Italia es un asco, el catenaccio es una bazofia que induce al suicidio. Estarán equivocados. Es simplemente el momento dialéctico en que el fútbol se niega a sí mismo para dar surgimiento a lo nuevo, a lo imprevisto. Ya no podremos gozarlo. Una injusticia y, sobre todo, una verdadera lástima.

- Brasil - Costa de Marfil: Ya dije que no hablaría de partidos de Brasil. Sólo quiero remarcar aquí que en este partido se confirmaron las peores predicciones de algunos lúcidos comentaristas de este blog. Es imprescindible que la FIFA obligue a normalizar la situación, prohibiendo, o bien algunos nombres, o bien algunas conductas. Kaká, por ejemplo, deberá llamarse Roberto Gómez o no podrá ser cambiado ni expulsado, a fin de evitar expresiones como "salió Kaka" o "el árbitro expulsa a Kaka (que suena "el árbitro expulsa Kaka"). Del mismo modo, o Elano se empieza a llamar Ricardo Gutiérrez o ya no podrá ser interceptado por faltas que le provoquen lesiones o lo abatan. Esto último se estipulará para eludir frases como "se fracturó Elano" o "el defensor equis cruzó fuerte y acabó con Elano por el piso". No se puede vivir así. En serio, no se puede.

- Portugal - Corea: Yo me lloré. Descubrí la cosa que más lástima da en el mundo: un coreano que recibe su séptimo gol. Hay que prohibirlo. El número máximo de goles que se le pueden hacer a cualquier equipo asiático es cuatro. A partir de allí, cada jugador que convierta un gol será inmediatamente expulsado y se sancionará penal a favor del contrario. Me acuerdo de lo que sentí viendo los rostros descorazonados de los coreanos y no puedo seguir escribiendo. Perdón.

- No voy a hablar de España, porque puede llegar a transformarse en el equipo que cometa la más soberana, monumental, terrible y fatídica de las injusticias: eliminar a Chile y, por ende, a Bielsa. Sólo de pensarlo me suceden unas cosas... voy a arrepentirme de lo que pueda decir. Así que mejor me reservo para el próximo partido, en el cual no me quedará más opción que descargarme.

- Chile - Suiza: Cabe para este partido hacer un repaso de lo que dije acerca de los jugadores ghaneses. En este caso, la Federación Chilena de Fútbol tendrá mucho que trabajar. Por mi parte, voy a decir, solamente: ¡Valdivia y la reputísima madre que te parió! ¡El arco son esos tres palos blancos que tenés adelante, animal! ¡Adentro! ¡Adentro tenés que meter la pelota! ¡Alexis Sánchez y la reverendísima concha de tu hermana! ¡Tu arquero es el otro, pedazo de tarado! ¡A este no se la des, salame! ¡Suazo y la recalcada cachufla de tu abuela! ¿Te dan un plus por  "cercanía del palo derecho", bestia? ¡Cuenta tanto si pasa tres centímetros afuera como si pasa tres centímetros adentro, tarado! ¡Beausejour y me recago en la poronga de tu viejo! ¿Te creés que tenés que hacer goles en francés? ¡Pateá de una vez y para allá, pelotudo! ¡Al arco y fuerte! ¡Y adentro! No sé si me interpretan lo que quiero significar.

Una aclaración final de enorme relevancia:

Es habitual que a la hora de discutir acerca de la calidad futbolística de los jugadores de tal o cual país, se tome como un dato relevante su participación en el mundial inmediatamente jugado. Frases como "es el campeón del mundo", o "pero llegaron a semifinales del mundial" suelen servir, muchas veces, como cierre de una discusión. Observo, entonces, que con este criterio se deben volver de aquí en más obligadas, en función de cualquier discusión sobre estaturas futbolísticas, las referencias a grandes potencias como Corea (que eliminó al campeón de África), Estados Unidos (que ganó el grupo en el que jugaba Inglaterra), Japón (segundo en su grupo), Nueva Zelanda (que no perdió ningún partido) y Eslovaquia (que eliminó al campeón del mundo y, por ende, al mejor de todos los equipos universales de la historia, que ya no es el mejor, habiendo sido desplazado por su verdugo). Por si no queda claro, hay aquí cuatro selecciones que están dentro de las 16 clasificadas y son, por ende, cuatro de las mejores selecciones del mundo. O dicho como les gusta a los que miden la calidad futbolística por el desempeño mundialista: parte del mejor fútbol del mundo se juega en Corea, Japón, Eslovaquia y Estados Unidos. De más está decir que si, por ejemplo, llegara a pasar cualquiera de estas selecciones a cuartos y Argentina no, se podría decir, con cierto extraño derecho que, poniendo sólo un ejemplo, el fútbol norteamericano es mejor que el argentino. Cosas del fútbol.

miércoles, 23 de junio de 2010

Al público en general - Preguntas estúpidas (II)

Estimados;

Encontrábame yo corrigiendo exámenes cuando me asaltó un pensamiento (porque lo que es yo, que soy un inteletualc, los pensamientos como que me vienen así, iluminadísticamente, de un golpe inspirado y repentino) que me impidió continuar. Escribo este post para poder seguir corrigiendo, una vez lanzada mi duda al mundo.

Resulta que en el blog de Paula publiqué un comentario en el que postulaba que las mujeres deberían aceptar sus "apellidos de varón" (por el apellido de casadas) como paso necesario a la realización personal (de su esposo). Si bien era un obvio chiste (era un obvio chiste), me quedó flotando esa idea extraña de que "apellido de varón" no tenía sentido.

No obstante, revisando mi propio pensamiento (vean el ejercicio de la reflexión en su esplendor) descubrí que no está mal, no señor. Hay apellidos de varón. Y, por supuesto, apellidos de mujer.

Una mujer que conozco se llama Marina Pérez. Y está mal. Siempre me sonó mal y ahora entiendo por qué: una mujer no se puede llamar Pérez, porque automáticamente se transforma en un señor y se tiene que dejar un bigote. Lo mismo que Pavón (cuyo examen estoy destrozando). "Fernando Pavón" en excelente: viril, rudo, un tanto malvado y cruel. Perfecto. Pero "María Pavón" es un escándalo inaceptable.

(Aclaración: sé que esto es un tremendo descubrimiento para todas - debería decir, ya, todos - las Pérez que cursan esta materia; pero ya lo dijo un poeta: "nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio" - y poco después dejó las drogas, pero ya era tarde).

Como contrapartida, "Belli" es un apellido femenino. Florencia Belli es exacto: delicado, enigmático, sensual. Ernesto Belli es una señora. O Jorge Fraschina: un error indudable que se advierte sólo pronunciando un par de veces esa "f" resbaladiza en combinación con una "ch" que suena como "cu" y le da al la palabra un toque perfumado y tenue, femenino. Gabriela Fraschina es una maravilla.

La duda es: suponiendo (como supongo y bien, porque ya lo he contrastado con las listas de alumnos) que la mayoría de los apellidos son neutros; ¿cuántos apellidos con género existirán, además de los que ya mencioné?

Saludos

viernes, 18 de junio de 2010

Al público en general - Actualización doctrinaria para la toma del poder en Sudáfrica

Estimados:

Empecemos por donde siempre. Análisis de las encuestas pasadas:

- La primera de las encuestas estaba destinada a medir el grado de tolerancia a la diversidad cultural por parte del alumnado. El resultado fue trágico: el 70% de los participantes eligió opciones que abarcaron desde el asesinato simple y llano hasta la instrumentación de las vuvuzelas como juguete sexual involuntario (los más piadosos, sólo se pronunciaron a favor de una pertinente lubricación, lo cual es misericordioso pero inmundo y perverso... ¿qué tienen en la cabeza, muchachos?). Así, una demostración popular, festiva, colorida y alegre es sencillamente catalogada casi como un delito grave. Un paso atrás en la construcción de un mundo sin odios y con consensos, más aun teniendo en cuenta que sólo un 6% de los encuestados se manifestaron a favor de promover una paz mundial que, se ve, está cada vez más lejos. Triste. Doloroso (sobre todo para los que caigan en garras de quienes promueven no envaselinar las vuvzelas).

- La segunda encuesta demuestra el grado de fanatismo cuasi místico de la juventud argentina, perdida en una nube de exitismo, alcohol, sexo, droga y pornografía en Internet. Si bien es cierto que gran parte se pronunció a favor de la paz mundial (lo cual es bueno, pero se contradice con lo expresado en la encuesta anterior y por lo tanto es mentira y por lo tanto es malo), es sorprendente que muchos prefieran una eventual presidencia de Macri a frustrar las posibilidades de ver campeón al seleccionado nacional. Esto es una muestra de fanatismo en tanto es obvio que nadie quiere que Macri sea presidente en 2011 (me apuntan acá que hay gente que sí, pero es demasiado absurdo como para creerlo). Ya lo dije en otras oportunidades: no adoréis falsos ídolos (en este caso, jugadores de fútbol), no sucumbáis al influjo de la tentación exitista y efímera, no depositéis vuestros anhelos en intrascendentes manifestaciones vulgares. Sólo estudiéis, trabajéis y Angra dos Reis.

Aclaro, por si algún despistado lo necesita, que mis propios deseos de que Chile y Argentina realicen una destacada labor en este campeonato mundial no se deben al fanatismo (que no poseo, en tanto soy un hombre de la intelectualidad y la cultura), sino a un elevado sentimiento patriótico y, sobre todo, latinoamericanista. Mi interés en este torneo es meramente socio - antropológico (o sea: científico).

Es en tal sentido que deberá entenderse el riguroso análisis que se hará a continuación de los partidos jugados hasta aquí. Lean con suma atención porque hallarán claves de comprensión de los complejos procesos de producción del conocimiento. Nada de lo que aquí se escribe carece de interés pedagógico.

- Italia - Paraguay: El primer partido jacobino del mundial. Decididos a cortar de cuajo con el desviacionismo contrarrevolucionario que intentaba (sin éxito, aclaremos) promover la belleza en el juego, veintidós auténticos Robespierres del fútbol decidieron cortar, si no cabezas, al deporte mismo. Jugaron a algo, aunque aun no sepamos muy bien a qué (hay gente estudiando el asunto).

- Nueva Zelanda - Eslovaquia: Primer gran tragedia del mundial. Una horda de infames que reciben el nombre de "alumnos del CBC" decidió, a principio de cuatrimestre, ignorar la existencia de un mundial. Esta ignorancia imperdonable los llevó a anotarse en una materia que se cursaba en la misma hora que el partido. Se sumó a ello la fatídica decisión de un cruel titular de cátedra de asignarme dicho horario. No vi el partido. Odio a todos. A todos.

- Costa de Marfíl - Portugal: Un canto al fútbol. Lamentablemente, en el fútbol es mejor hacer goles que cantar y el partido fue la peor catástrofe mundial del año después de mis horarios de cursada superpuestos a los partidos. Lo bueno: los nombres de los jugadores son tan ridículos que uno puede disfrutar del partido burlándose de ellos (Duda, Pepe, Deco, Nani, Siaka Tiene, Yaya Touré). Lo malo: juegan al fútbol (o algo así)

- Brasil - Corea: No pienso analizar un partido de Brasil hasta que de una vez alguien acometa la tarea de reponer los apellidos de los jugadores brasileños. Es poco ético que supuestos astros del deporte intenten esconderse bajo la sombra del anonimato como defensa anticipada por su bajo desempeño: ¿Nilmar qué? Adriano qué? Es una vergüenza, además, que lo que se supone es un equipo candidato a un título del mundo imponga a la humanidad la penosa labor de decir palabras como Kaká o Elano. Por otra parte, ya hablé en entradas anteriores sobre los japoneses y los otros coreanos y lo ratifico: no se pueden distinguir, no se pueden pronunciar, no se pueden detener... es una vergüenza. La FIFA deberá tomar cartas en estos asuntos urgentes.

- España - Suiza: se dio la lógica, en un pobre partido. Un encuentro entre la pulcritud, el funcionamiento institucional sin fisuras, la cordialidad y, sobre todo, la blondez inmaculada, por un lado y la barbarie, el idioma castellano y el peinado de Puyol, por el otro, concluyó con un triunfo del mecanismo relojeril (y rubio, no olviden eso). Me dicen nuevamente acá que no es así, ya que España era el candidato natural a ganar el partido. No puede ser. Yo creo que de Alemania para arriba es otra cosa, como que allá es distinto. Mejor. Bien por Suiza.

- Chile - Honduras: El campeón arrancó con todo. Pase, toque, tiki tiki, taka taka, tucu tucu y Alexis Sánchez, el nuevo dios al que futuras generaciones venerarán como el más excelso de los seguidores del gran buda moderno: Marcelo Bielsa. Es una pena que el hermano pueblo de Honduras haya tenido que sufrir el embate de esta máquina del fútbol. Un abrazo latinoamericano para los hondureños.

- Sudáfrica - Uruguay: Alto aquí. La tarea realizada por los jugadores uruguayos merece el primer agradecimiento incondicional del mundo en general. Habida cuenta de la inflexible posición de la FIFA en torno a la eliminación de las vuvuzelas, el conjunto uruguayo se ofreció como estandarte de la eliminación de la presencia de los sudafricanos mismos. Ya hay polémica, en tanto fuentes muy confiables aseguran que los mismos jugadores sudafricanos se ofrecieron cual corderos sacrificiales al plan, ya desesperados de años y años de jugar rodeados por el sonido infernal de los diabólicos adminículos; ¿estamos ante el primer escándalo del mundial?

- Francia - México: Los franceses son otra cosa. Allá es distinto (como en Suiza, pero un poco menos porque Francia es más al sur y, por ende, peor). Campeones en el 98 y subcampeones en el 2006, los franceses develaron al fin su estrategia en pos de la paz mundial: un campeonato, en la final; al siguiente, fuera en la primera ronda. Ellos, inventores de la igualdad, la fraternidad y la igualdad (y las medialunas denserio, no como acá), dan cada cuatro años a otros equipos hermanos la oportunidad de lucir su juego. México, por su parte, deberá cuidarse en el futuro, en tanto no todos los rivales le ofrecerán tanta cordialidad (además de revisar el peinado de Andrés Guardado, que está al borde del reglamento).

- Grecia - Nigeria: Al fin lo que todos esperábamos desde el primer partido: la violencia criminal. Los nigerianos asumieron el papel de víctimas propiciatorias para reparar (es una manera de decir, en tanto el verdadero objetivo era más bien romper, en este caso a un jugador rival) el daño que le estaba haciendo al espectáculo la falta de la patada artera, el botín en el ojo, el codazo en la nuca y el tobillo fracturado que tanto colorido le dan al fútbol. Grecia, mezquinamente, no sólo no devolvió la gentileza sino que ganó el partido. Injusto, desde ya. Mucha filosofía, mucha ética nicomaquea, mucho Sófocles; pero nada de gratitud. El partido, más allá de estas consideraciones, fue bastante entretenido, porque pudimos disfrutarlo con esa esperanza (incumplida, pero esperanza al fin) de ver algún hueso saliendo de la pantorrila de un nigeriano, alcanzado por la venganza griega.

- Argentina - Corea: Nuevamente el destino se burló de mí. El mismo día en que se presentó el combinado nacional, pusieron en Disco una oferta de mermelada de kiwi con el 40% de descuento. Seguro de que era un "ir y volver" me acerqué al negocio, pero las hordas ciudadanas habían asaltado el lugar, atraídas por tan irresistible promoción. Lo malo: no vi el partido. Lo bueno: me compre 18 frascos de mermelada de kiwi a $5. De todos modos, mientras esperaba en la caja pude escuchar que multitudes gritaban el nombre de Demichelis, por lo que presumo que volvió a ser figura. Bien por el, bien por Argentina. Vamos Argentina.

- Alemania - Serbia y Eslovenia - EEUU: nuevamente el CBC, los alumnos y Heler arruinaron mi día, mi semana, mi vida y la de mis hijos. Lo malo: no vi los partidos. Lo bueno: la razón por la que no los vi fue que estaba tomando exámenes y, por ende, la venganza será rápida, que es como funciona. Digo, de todos modos, que los resultados de los partidos fueron los esperados: se impusieron los poderosos combinados serbio y esloveno. Alguien dirá que es inconsistente postular esto luego de haber afirmado la superioridad nórdica. Error: el combinado alemán pone todas sus esperanzas en un señor que se llama Klose. Miren su pelo. Es morocho.

Llegamos hasta aquí. Ya puse nuevas encuestas.

Saludos a todos

lunes, 14 de junio de 2010

Al público en general - Empezó el mundial (no sé si se enteraron)

Bien. Al fin.

Espero puntualmente cuatro años para dejar de lado mi pose intelectual que aborrece del opio de los pueblos (el fútbol) y dar rienda suelta a mi verdadera vocación (el fútbol). Es lo bueno de estas épocas: se pueden mirar horas y horas y horas (y horas) de fútbol y mantener sin embargo una postura distante y crítica. Genial. Soy yo todo el tiempo, haga lo que haga.

Antes que nada, analicemos las encuestas que pasaron.

a) El primer parcial resultó fácil. Así lo manifestaron, al menos. Ya he tomado medidas tendientes a solucionar este problemita en el segundo. No teman ni sufran, porque no cambia nada. Tampoco recen, porque Dios está de mi lado en esto.

b) Casi el 90 % de los respondentes de la segunda encuesta evaluó la cursada como una experiencia positiva. El otro 10 % consideró que era negativo no tener más clases. Gracias.

vayamos ahora a lo que realmente importa:

1) Sudáfrica - México: Una bazofia. Entre la indignante costumbre de los africanos de confundir el fútbol con una eterna competencia de 100 metros llanos y el peinado de Andrés Guardado debía asomarse algo parecido al fútbol. No ocurrió.

2) Urugay - Francia: Si hubiesen jugado cinco minutos más, los procesaban por un delito de lesa humanidad. El árbitro dio poco alargue por eso. Bien por él. Se confirma que Gourcuff es un muchacho agraciado por la naturaleza. Lo odiamos.

3) Corea - Grecia: Un asco. Grecia, cuna de la filosofía y Corea, cuna de alguna cosa oriental muy sabia y profunda, se enfrentaron para definir qué es mejor, si preguntarse por el ser o iluminarse. Lo único que quedó claro es que los griegos definitivamente deben dedicar más tiempo a su pasado que a su presente. Y por favor, que alguien apague a los coreanos, que me ponen nervioso con ese ritmo de conejito Duracell permanente.

4) Argentina - Nigeria: No lo vi. Dicen que Demichelis jugó muy bien. Vamos Argentina.

5) Inglaterra - EEUU: Una inmundicia. Lo único rescatable es la (típica) nobleza británica del arquero Green, que reconoció los esfuerzos de los Estados Unidos por guardar el orden y la paz mundiales. Hubiera sido una pena que el reservorio moral de occidente debutara en la copa con una tristeza. Gracias, Green.

6) Argelia - Eslovenia: Partidazo. Toque, ida y vuelta, circulación y precisión. Todos los condimentos para armar el mejor espectáculo visto hasta aquí, sólo empañado por la falta de gol. Nuevamente, la nobleza de un golero (que viendo la injusticia que hubiera supuesto un resultado sin goles, se metió uno él mismo) nos hace volver a tener esperanzas en el género humano. De aquí sale uno de los finalistas.

7) Serbia - Ghana: No puedo hablar de este desperdicio del tiempo de la humanidad, por dos razones: a) fue una porquería; b) no pude parar ni un segundo de hacer chistes vergonzantes del tipo "gana gana pierde Serbia", o "pierde gana gana Serbia", o "Serbia gana pierde gana", o "gana gana Serbia Serbia". Se están juntando firmas para que se prohíba la participación de Ghana en los mundiales, o que cambie el nombre de su país. Llevo juntadas tres, la mía y la de mis hijos, que ya no pueden soportarlo más (al padre).

8) Alemania - Australia: Fenomenal. Contra todos los pronósticos, el seleccionado australiano armó un show de pases milimétricos, dosparos certeros y gambetas endiabladas. El rendimiento del combinado australiano rozó la perfección y sólo se vio empañado por algunas desinteligencias defensivas. Estamos, a no dudarlo, ante uno de los animadores de esta competencia. Lo celebramos.

9) Holanda - Dinamarca (en vivo): Una úlcera de córnea es más placentera. Lo mejor: el primer gol (una genialidad de otro partido y, sobre todo, de otro equipo). Lo peor: la existencia del partido en general.

Algunas consideraciones finales sobre el mundial:

- El tiempo le dio la razón a Passarela, o la FIFA decidió realizar una reparación histórica, promoviendo el reemplazo del balón por un nuevo dispositivo balístico que parece pelota. La industria armamentista, de parabienes.

- Las vuvuzelas aportan al espectáculo la cuota imprescindible de alegría, fervor y color que todo espectáculo popular debe tener. Por favor, que alguien empiece a asesinar de una vez a cada ser humano que vea con una en la mano.

- Esperamos con ansias el debut del próximo campeón mundial: Chile. Con muy pocas ansias esperamos Japón - Camerún, partido que ya podemos analizar de antemano;

10) Japón - Camerún: Hilarante. A la frenética necesidad africana de batir récords de velocidad, se le opuso la frenética necesidad japonesa de moverse sin parar. Gran labor de Shunsuke Nakamura, sólo opacada por la imposibilidad de distinguirlo de Hideo Hashimoto y a éste de Yuki Abe, y a éste de Seigo Narazaki. Menos mal que el arquero Eiji Kawashima se viste de otro modo, porque se me confunde con Shinji Okazaki, que es muy parecido a Yasuyuki Konno.

(NOTA AGREGADA: se me acaba de ocurrir una idea genial, nacida de la deleznable, pero esta vez oportuna, costumbre de algunos jugadores de pintarse el pelo: que la FIFA obligue a todos los jugadores de origen oriental a pintarse el pelo de un color diferente, para facilitar su identificación; en una segunda etapa, se insorporarán los jugadores de equipos africanos, en función de la evaluación de los resultados obtenidos con los orientales).

Me apuntan acá que es poco apropiado utilizar este espacio de reflexión y elevación para analizar el mundial. Es cierto. Vamos entonces a lo nuestro (que no es el mundial, me apuntan acá).

Falta poco para el segundo parcial. Por favor estudien entre partido y partido.

Les mando un saludo a todos y vamos Argentina (en un sentido espiritual, desde ya; y científico).

P.S.: Y ahí están las encuestas nuevas. A votar y vamos Argentina.

miércoles, 2 de junio de 2010

Alumnos de IPC - Todas las comisiones - ¡Oh balancé, balancé!

Estimados:

Por ahí al costado están las encuestas de balance. Háganlas a conciencia, porque de los resultados dependen las medidas a adoptar para lo que nos queda de cursada (que es casi todo examen).

Respecto de las encuestas pasadas, sólo diré:

a) Moreno y Saavedra se han revelado como los ganadores del torneo apertura de los próceres, empatando en el primer puesto. Esto supone que será necesario hacer un cotejo de desempate, pero no ahora porque Moreno dijo que tenía sed y se fue con Saavedra que le ofreció un trago. Ya vuelven. El segundo puesto fue para San Martín, lo cual está muy bien, sobre todo porque cruzó los Andes y eso le daba como un +9 en diferencia de gol (venía mal con el temita ese del imperialismo, pero remontó en las últimas fechas). Belgrano quedó tercero, se presume que porque perdió muchos puntos corriéndolo a Dorrego, que le gritaba cosas como "con esa voz de puto me vas a decir a mí cómo tengo que decapitar a los godos, maraca" y similares. Fue un torneo apasionante.

b) Me tildaron de machista. 1 a 0 para ustedes. En 15 días es el segundo parcial. 6 a 1 para mí.

c) La mayoría de los estudiantes aprovechó una inocente encuesta sobre las posibles soluciones al problema edilicio de la sede para deslizar una grosera crítica al Gobierno Nacional. Son todos una manga de gorilas.

Hagamos ahora un balance de lo que pasó en el cuatrimestre, que esa es la idea de esta entrada..

Estuvo muy bien.

Saludos a todos.